HISTORIA

HALLOWNEST

Todo comienza en el reino de Hallownest, un reino muy muy antiguo en el cual han habitado por mucho tiempo un montón de distintas especies, en especial de insectos, en armonía:

  • Las Arañas en Nido Profundo.
  • Las Poderosas Mantis de Páramos Fúngicos.
  • Las Abejas de la Colmena.

Escarabajos, ciempiés, hongos, setas… entre muchos otros.

Todo estaba bien en Hallownest y sus habitantes, pese a sus probables conflictos internos, estaban a salvo. Pero todo cambió con la llegada de Radiance, una Polilla tan poderosa que podríamos calificarla como una Diosa o Deidad, pese a que realmente la definición más correcta sería otra, pero para eso sigue leyendo.




RADIANCE

Radiance se convirtió rápidamente en la Diosa de Hallownest. Todos los insectos la adoraban y la veneraban, pues Radiance tenía poderes suficientes como para cumplir los sueños de estos, sin embargo ellos no sabían que el precio a pagar por ello era muy alto.

Esta Deidad no era tan buena como parecía a priori, si que es cierto que los hacía felices cumpliendo sus deseos y apartando sus temores, pero… también comenzó a manipularles la mente.

Fue así como creó una especie de mente colmena dirigida por ella misma y comenzó a controlar poco a poco a todos los insectos que mostraron tener una mente débil, privándoles así de su vida, y prácticamente jugando con su propia existencia. Ya no eran ellos mismos, ni siquiera tenían conciencia propia, ahora solo eran marionetas de Radiance sin ningún otro propósito que seguir sus órdenes a rajatabla.



LOS WYRM

Pero… ¿Por qué Radiance pudo hacer eso? ¿Nadie más podía hacer algo? Pues de hecho sí, los Wyrm.

Los Wyrm fueron unos insectos colosales y de enorme poder (podríamos decir que serían los titanes de Hollow Knight) que perfectamente podrían haber acabado con esta, o por lo menos haberle complicado mucho las cosas a Radiance, pero… el problema es que por algún motivo estos se extinguieron y los pocos que quedaban, estaban en sus últimos momentos, dándole así vía libre a Radiance.

Sin embargo, cuando el último Wyrm murió, no murió del todo. Su fuerza era tal, que en lugar de morir, se reencarnó en un nuevo ser: El Rey Pálido.



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